viernes, 27 de noviembre de 2009

Todos tenemos sueños. La única diferencia es que algunos se esfuerzan constantemente en alcanzar su destino, sin importarles los riesgos, mientras que otros renuncian a sus sueños para no perder lo que poseen.
Llega un momento en la vida en que no hay nada más que hacer; sino seguir tu propio camino. Es el tiempo de perseguir tus sueños. El tiempo de izar las velas de tus propios pensamientos.
Quizás resulte muy difícil lograr que los sueños se hagan realidad. Tal vez si tratamos de ahorrar esfuerzos, olvidaremos la razón por la que comenzamos a soñar; y al final descubriremos que el sueño ya no nos pertenece. Limitémonos a seguir los dictados del corazón, y el tiempo se hará cargo de que alcancemos nuestro destino.Recuerda: cuando estés a punto de rendirte, cuando pienses que la vida ha sido injusta contigo, recuerda quién eres. Recuerda tu sueño.
Y nunca, nunca dejes de soñar…

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