lunes, 27 de abril de 2009

Por la boca vive el pez... ¿o muere el pez?

Si es queeee mucho hablar y de ná me sirve. Ahora que estoy aprendiendo a no rallarme por las cosas que creo que no deberían afectarme, tendré que hacer otras dos terapias: aprender a decir que no y no hablar más de la cuenta con quien no debería.
Porque... a ver... que "el innombrable" sea un mentiroso y yo su cómplice, pues no debería preocuparme. Allá él con sus historias. Aunque reconozco que no debería meterme .
Pero que ahora acabemos de confesionario y encima pretenda darme lecciones de moralidad... ais ais, va a ser que no, que no es la persona más adecuada. Además, porque me lo tomo a guasa, que si no pensaría que le remueven los celos, porque ¿a qué viene tanto interrogatorio? En fin, que mejor cierro la boca, que en boca cerrada no entran moscas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario